FELIX CORTES CAMARILLO
Desde los tiempos tempranos de la historia registrada, se puede incluir al pueblo palestino entre las comunidades que reúnen las condiciones para ser consideradas estado-nación, un concepto incluso previo a la Edad Media y en permanente transformación.
Así lo fueron países del Oriente próximo, cuna de lo que llamamos civilización, como Mesopotamia, Persia, Fenicia, el imperio otomano o Egipto. Todos ellos aparecen consolidados en los textos bíblicos.
Todos ellos tuvieron desde entonces y conservan, aún con otra nomenclatura, sus territorios originales. Israel, a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial se consolidó como estado fuerte y poderoso en 1948. Palestina no pudo salir de ese limbo y sigue siendo un Estado fantasma. Amenazado de desaparición en cualquiera de estos días.
Irónicamente, la semana pasada, Australia, Canadá y el Reino Unido agregaron su nombre y firma a los países que reconocen la existencia de un estado palestino, que inventó Yasser Arafat a partir de su OLP en 1988, nombrando su territorio la Cisjordania, que incluye el Jerusalén oriental y la franja de Gaza, reconocido inicialmente por 78 países. Este mes se sumarán Francia, Luxemburgo y Malta, entre otros.
Este hecho es importante no solamente por el peso de sus protagonistas, tradicionales aliados de los Estados Unidos y su política de apoyo a Israel. Hay que subrayar el volumen de países que apoyan a esa causa; y de manifestaciones populares en todo el mundo a favor de una solución.
Las cifras, como siempre, son poco confiables, pero tal vez lo más cercano a la verdad es que de los 193 estados miembros de Naciones Unidas, unos 151 -casi el 80 por ciento- reconocen a Palestina como Estado. La ONU le llama miembro observador. No puede alcanzar la plenitud de los demás porque Estados Unidos, miembro permanente del Consejo de Seguridad con derecho de veto, lo impedirá. Y como también es el principal contribuyente a los gastos del organismo, tiene derecho a mandar qué se puede y qué no se debe hacer allí.
México, como la mayoría de los miembros del grupo G20 y España, tienen aceptaciones de diverso matiz. En gran parte la condicionan a que el próximo gobierno de Palestina no incluya al grupo Hamas, que tiene mancha de terrorista.Lo cual también es una suerte de injerencia, que tanto critican.
De una manera u otra, este conflicto tiene que resolverse a partir del reconocimiento de un vecino con el que histórica, geográfica y culturalmente es inevitable convivir. Ahí ha estado siempre y no se va a mudar. Parece un mensaje para Donald Trump.
Gradualmente, la mayoría en el mundo reconoce la necesidad de aceptar la convivencia obligada de Israel y Palestina, como dos estados soberanos y respetuosos el uno del otro, aunque -con su origen étnico común— son familia que internamente se odia.
No obstante, la solución no puede ser el exterminio de un pueblo entero, con bombas o con hambruna, la destrucción de todo lo que quede de la franja de Gaza, y el nuevo desarrollo inmobiliario y turístico que hace meses le presumió Netanyaju a Donald Trump recostados en camastros y viendo a la playa.
PILÓN: PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Ingrata y sorpresiva noticia nos dio Débora Estrella, conductora del grupo Multimedios y que conducía noticiarios en el canal 6 de Monterrey y en Milenio TV. La joven y talentosa conductora murió la tarde del sábado en García, Nuevo León, al desplomarse la avioneta en que viajaba con un piloto.
Tuve la fortuna de tratarla y tenerle afecto. Buen camino, Débora…..
Sunday, September 21, 2025
16:05
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