FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
Del verbo informar.
Pocos asuntos, excepción hecha del juicio a Genaro García Luna, tan mencionado por Lopitos y los informes de éste a Zócalo lleno, han recibido más difusión que el inexistente Tercer Informe de Gobierno del gobernador de Nuevo León, el mentirosillo Samuel García.
Eso, sin que hubiera informe. Me explico.
En lugar de, como dice la ley, presentarse ante el Congreso de Nuevo León e informar de sus hechuras, Sammy mandó un documento de 618 fojas con un propio de poca propiedad -que todavía cobra como secretario de Gobierno- a que lo entregara a los legisladores.La interpretación que cada quien hace de la obligación de un poder de rendir cuentas a otro de su trabajo, permite que se evada la posibilidad de interpelaciones. Así, se la interpelaron a Sammy. Mientras, el gobernador anda en una gira por los municipios en donde tiene reuniones con los presidentes Municipales, y selecta y escasa concurrencia para presumirles de sus logros.
¿Cuáles? La inversión extranjera directa (Do you remember Tesla?), que es un negocio estupendo para los dueños del dinero y que no se le debe al gobernador. Lo de Tesla fue un grueso taco de lengua, que si dentro de tres semanas Kamala Harris nos hace el milagrito de ganarle a Trump puede que salpique un poco al estado con un prudente dólar fuerte.
Las inversiones extranjeras son negocio de empresas no logros de gobierno.En mi amado Estocolmo están risirisi de la primera piedra de Volvo como logro de Samuelito.
Presume Sammy la solución al problema de la infame sequía que los regiomontanos sufrimos tres años seguidos. Ahí está el acueducto El Cuchillo II, que hizo el gobierno federal y no fue otra cosa que una reparación general de la ya existente tubería que no tenía agua que llevar; presume Sammy la presa Libertad, que comenzó a hacerse hace un sexenio y tal vez se terminará el próximo.
El gobernador puede agradecer, si es creyente, a la vírgen de la Cueva; si es agnóstico, a las jugarretas de la suerte y el cambio climático: como escribió un amigo mío: “llovió como si nunca hubiera llovido antes; llovió como si nunca más fuera a volver a llover”. En otras palabras, el huracán Alberto y sus secuelas dejaron las presas de Nuevo León al tope, y pa´repartir. Lo que no pudieron hacer el avión comprado por el gobierno estatal para “bombardear” nubes y provocar lluvia, o el ostentoso helicóptero “Black Hawk” que no ha servido más que para la foto y paseos personales.
En eso reside el problema: el afán protagónico y mediático del gobernador, del que tampoco tiene la exclusividad, ocasiona que hoy, a tres años de gobierno no tenga nada que informar si no es que promesas ilusorias, un estadio nuevo para mis Tigres, que algún día otros van a financiar, 4 líneas del metro que iban a estar funcionando para el próximo Mundial de Futbol (en realidad una nueva que es un sueño, y ampliaciones) y que siguen en obra gris. Porque ni a negra llegan. La modernización del Centro Capullos, proveedor de niños huérfanos para la foto de la pareja gubernamental por capricho de la esposa, o un nuevo cuartel general de policía. Y otras parafernalias verbales.
No hay de qué informar, señor Gobernador.
Si quiere, le echo una mano: ¿por qué no le dice a los ciudadanos cuánto se gastó en la campaña de planas enteras a todo color, un día si y otro también, en los diarios locales (espero que ahí quede) y spots de tele similares con su enorme foto de triunfante galán de fotonovela y su eslogan “Por Todo Nuevo León”.
¿Pos, a dónde se lo va a llevar? ¿A poco a Palacio Nacional?
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO, (Mientras me definen si son peras o los mismos olmos de antes): No hubo sorpresa alguna cuando te hallé, dice el bolero del poeta español Pedro Mata, Presentimiento, que con música de Emilio Pacheco estrenó en el teatro El Toro, de Campeche, nada menos que Guty Cárdenas acompañado del mismo Emilio y su hermano Salvador a las guitarras. En febrero de 2024 se cumplió un siglo de esa noche.
No hubo sorpresa alguna en la pena impuesta a Genaro García Luna, pese a la lacrimosa súplica de misericordia que le escribió el acusado al juez en carta manuscrita y revelada de última hora. Ni muy muy, cadena perpetua que pedía la fiscalía, ni tan tan como pidió la defensa, 20 años de cárcel; término medio, 38 años.
La sorpresa es que García Luna, quien sin duda alguna pudo revelar nombres, funciones, caras, cercanías y cifras de sus cómplices, se mantuviera en un silencio que, de romperlo, le hubiera significado gracia y libertad.
¿Estará amenazado desde muy arriba?
En el tortuoso sistema jurídico penal de los vecinos, por tiempo transcurrido, conducta y lo demás, el ingeniero más temido del sistema puede muy bien estar libre antes de lo que la matemática dice.
Yo no estaría tranquilo si hubiera tenido algo que ver con la guerra al narco en los tiempos de García Luna.
Wednesday, October 16, 2024
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