FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
El licenciado José Ramón López Beltrán, hijo de ya saben quién, ya aclaró a qué debe supuestamente su manutención. Publicó que él da asesoría jurídica a una firma radicada en Texas y que se dedica al rediseño ornamental de hoteles y restaurantes. No dio a conocer, porque además no tiene obligación de hacerlo más que a lo que en Estados Unidos se llama el servicio interno de ingresos, el IRS, cual es el monto que dicha empresa le paga al mes, semana, quincena o año, según sea el acuerdo entre particulares.
El presidente López, que generalmente tiene otros datos, ayer dio algunos: la empresa en cuestión es propiedad de los hijos de Daniel Chávez Morán dueño en México de Grupo Vidanta, que además funge como asesor también del Tren Maya. Obviamente sin cobrar un centavo, y supongo que en el diseño de los vagones turismo de primera para la futura atracción turística de la Península.
La empresa que le paga al cuarentón López en Houston se llama KEI Partners y se describe, traduzco: “ Fundada por Karla Weidemann e Iván Chávez, KEI Partners ofrece más de 40 años de experiencia combinada en hospitalidad, restaurantes y diseño de interiores para crear y asesorar a los futuros desarrollos de propiedades lujosas”. Yo añado que los altos funcionarios de KEI obedecen a las iniciales de sus nombres: Karla, Erika e Iván Chávez.
Vayamos ahora a don Daniel Chávez Morán, cabeza del Grupo Vidanta, que actualmente opera 25 hoteles y un aeropuerto entre otras cosas y quien hace dos años fue nombrado por el presidente López “supervisor de obra” -digamos capataz magno- del Tren Maya. Dice Google de Grupo Vidanta: “es un conglomerado mexicano de hoteles, centros turísticos y el desarrollo de bienes raíces. Fue fundada en 1974 por el empresario y filántropo mexicano Daniel Chávez Morán”.
Desde 2018 don Daniel es miembro del consejo de empresarios que, al menos en el papel, asesora al presidente López. La empresa que tienen sus hijos en Houston es la que le da chamba al hijo del presidente López. Obviamente, no hay conflicto de intereses por ningún lado.
Andrés Manuel López obrador está cayendo, como dejó en claro la mañana de ayer, en la esquizofrenia paranoide, que es la más frecuente y peligrosa de las esquizofrenias. Se manifiesta en la obsesión de sentirse atacado por doquier, incomprendido y objeto de sarcasmos. Narciso, el mítico, padecía de ella.
Yo tengo muchos años de insistir en que el estado de salud de los mandatarios mexicanos de alto nivel, y también de los de chaparro nivel, sea dado a conocer públicamente por mandato.
Hoy creo que es más importante que saber cómo andan las arterias del presidente López, que nos digan cómo andan sus neuronas.
PREGUNTA PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Ya dijo su hijo mayor de qué vive: eso de que todo el mundo tiene que dar a conocer sus ingresos, es en serio. O ¿es como el testamento político, pura faramalla?
felixcortescama@gmail.com
lunes, 14 de febrero de 2022