FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
Las agresiones violentas en el Zócalo capitalino de los profesionales de la provocación el recién pasado dos de octubre, exceden los límites que estos sicarios habían establecido ya. Hasta la semana pasada, los guerreros de negro se infiltraban encapuchados en cualquier manifestación pacífica que se hiciera en la ciudad de México, un grupo de no más de dos docenas de provocadores, se dedicaba a pintarrrajear paredes, romper vidrieras dejando los objetos de ellas al alcance de cualquier rapiña.
Sobre todo, a la agresión física de los hombres y mujeres de la policía que habían sido en cada caso, enviados a contener a las fuerzas del mal.Desde luego, mujeres y hombres de la policía uniformada, desprovistas de toda arma; sin más protección que un casco bamboleante y un escudo transparente y frágil.
El pasado dos de octubre, la autoridad mandó un mensaje nuevo. La convicción de que a los delincuentes violentos hay que prodigarles abrazos pero no balazos, para evitar que el régimen del cuatrote quede en evidencia como gobierno represor, como el de Díaz Ordaz en 1968, cuando todos fuimos jóvenes.
En esta ocasión, la matemática es muy cruel: para enfrentar a un estimado de 350 agresores, el gobierno de la señora Brugada mandó a quinientos policías a repeler los ataques. Totalmente inermes. Sin más protección que los cascos azules y el escudo transparente que devino arma de los malosos.
Un centenar de guardias visitó el hospital. La mayoría por lesiones leves, por suerte. La pregunta que sigue en el ambiente del subconsciente colectivo es ¿así nos protege a autoridad?
Es una frase demasiado repetida de que el Estado, y solamente el Estado, tiene el privilegio de acudir a la violencia en contra de los delincuentes, encontrados en flagrancia. Los gobiernos del cuatrote han renunciado a ese legítimo derecho y a la implícita obligación de protegernos, así sea a costa de algunos heridos o incluso muertos. Si todos estamos de acuerdo en que hay que combatir la violencia, así sea con una violencia mayor y más efectiva, nadie entiende qué es lo que espera la ahijada del papá de Andy.
PILÓN: PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Resulta particularmente extraño que en este país y en este tiempo, en que la violencia domina una tercera arte del territorio y los feminicidios compiten en estadística con las matazones, violaciones, secuestros y extorsiones, y la persecución del crimen se esconda debajo de la alfombra.
Mucho más raro está la creciente preocupación oficial por la vida, salud y bienestar de los otros animales.
En Monterrey acaban de clausurar el zoológico de La Pastora, porque en sus instalaciones durante dos años los administradores -que pagamos los contribuyentes- dejaron enferma a Mina, una osezna con una infección marca diablo que iba matándola poco a poco.
El peladaje aplaudió que el plantígrado haya sido enviado a un mejor refugio, creo que en el estado de Hidalgo. Lo cual parece bien. De pronto, se empiezan a mover sugerencias de que el zoológico La Pastora, al lado del río que así nombramos sea cerraado definitivamente para bien de los animalitos. Lo cual parece mejor.
Nada más que el zoológico de La Pastora está a tiro de piedra del estadio de los Rayados, donde se jugará un par de partidos de la Copa del Mundo 2026. En una zona en la que el mentiroso gobernador prometió un “parque del agua”. Si se ponen todos estos elementos en una coctelera y se agita bien, resulta que habrá un terreno grandecito, en una zona de enorme plusvalía, para desarrollos habitacionales caros, y comerciales más aún.
Un terreno que, con el poder de una firma, pasaría de ser propiedad de la sociedad al portafolio inmobiliario de un amigo.
Monday, October 6, 2025
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