FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
En Veracruz, Hidalgo, Puebla, Querétaro y puntos intermedios, estamos viviendo una grave crisis natural más, a consecuencia de dos infalibles factores: uno, la dificultad de prever las conductas de la naturaleza, séase la presión de la atmósfera, el oleaje de los mares, la intensidad de las lluvias, los eructos del fondo de la tierra, el movimiento de las placas tectónicas, o la dirección de los vientos. El otro es la incapacidad de los gobiernos para realizar, como les corresponde, tareas de estudio, previsión y prevención de las consecuencias.
La meteorología es una ciencia que ha evolucionado admirablemente en los últimos cincuenta años. Hay, por lo menos, dos helicópteros del centro de previsión de huracanes con sede en Miami, que se meten literalmente al ojo de los huracanes por venir midiendo su amenaza. En la tele nos dicen cuánto y a qué horas va a llover en el barrio. Y así en otras àreas, con la excepción de los sismos: sabemos dónde pueden suceder, pero no cuándo ni con qué fuerza
No es el caso de las inundaciones del centro de México. Ni de la información de ellas.
A diferencia de la conducta de su predecesor y padrino -el papá de Andy- la presidente Sheinbaum reaccionó con presteza a las inundaciones en el Golfo y el centro de México; se desplazó rápido a las zonas más afectadas e informó de lo que estaba pasando. Los primeros mensajes eran muy claros sobre la magnitud de la catástrofe y sus víctimas, hasta que llegaron a 64 muertos y 65 desaparecidos. Como en algunos juegos de naipes, el gobierno ahí se plantó, hace cuatro días. No se había movido ayer la cifra, aunque los muertos, al tercer día apestan.En la información también.
El informe oficial cambió de tono; ya no se habla de la tragedia y sus consecuencias, sino de la actitud de rescate, auxilio y restauración, por parte del gobierno. Con la protección explícita, manifiesta y agresiva, a los gobernadores de los estados dañados, que no supieron actuar en acciones preventivas e informativas e lo inevitable.Notoriamente la gobernadora de Veracruz.
El idioma corporal suele ser más claro que el verbal.
Cuando en la zona de Huauchinango, en mi Veracruz querido, algún joven se atrevió a cuestionar la conducta oficial, mencionando a los estudiantes desaparecidos bajo las aguas del río crecido, y a falta de argumentos, la señora Sheinbaum mandó un índice a la oreja derecha de su cabeza, para luego llevarlo al frente de sus labios cerrados.
El mensaje es muy claro. Lo que la presidente con A quiere decir que la tarea de sus gobernados es: oír y callar. La ley del tlatoani, el de la voz, el que puede hablar. Oír y callar. Sobre la catástrofe en la Huasteca, sobre Venezuela, Palestina o la ley de amparo, cuyo foro abierto es un diálogo de sordos.
Oír, en inglés, es sinónimo de obedecer.
PILÓN: PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): No señor. Ni paciencia, ni modo, ni tiempo. Ya estoy hasta la madre de encontrarme en cada esquina de mi Monterrey enormes cartelones con la foto del mentiroso gobernador Samuel García, haciéndole propaganda a su gobierno y aspiraciones.
Tampoco son fenómeno nuevo; sólo cambian los slogans. El mes pasado, con imágenes de las obras a medio hacer, la imploración decía “Paciencia: va a valer la pena”. Alguien le dijo que los nuevoleoneses no aguantan más obstrucciones y molestias de unas obras que no caminan. Hoy, en que Samuelito debe rendir su informe de gobierno dice por doquier que Nuevo León “está en tiempo y forma”. Eso, con su efigie magnificada a escala hollywoodense. Todo, por cortesía del gobierno del estado de Nuevo León.
¿Escribí cortesía? Soy un perfecto pendejo.
Toda la parafernalia mediática de propaganda de Samuel mentirosillo, tiene un costo multimillonario. Que no sale de los bolsillos bien repletos del señor gobernador. Son partidas presupuestales del gobierno del estado, que no se explican ni justifican a quienes las pagan: los habitantes de Nuevo León que pagan impuestos.
Tuesday, October 14, 2025
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