FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
Desde luego que fue imprudente la celebración apresurada y entusiasta del gobernador de Nuevo León Samuel García, por la detención escandalosa y, por lo menos, alejada de procedimientos legítimos, del antecesor de Samuelito en el puesto, Jaime Rodríguez Calderón, llamado El Bronco ; el momentáneo preso número 10634 del penal de Apodaca, por delitos de índole electoral y uso de recursos de procedencia ilícita.
No tengo la menor duda de que esos cargos son ciertos, así como otros que han sido publicados y los que siguen por el momento ocultos. El gobernador de Nuevo León y su secretario de Gobierno Manuel González abusaron de su poder para que los empleados del gobierno del Estado, en sus días y horas por las que recibían un sueldo, se dedicaran a recolectar las firmas necesarias para legitimar la candidatura imposible de Rodríguez Calderón a la presidencia de la República en las elecciones del 2018.
El ex gobernador fue detenido, me cuentan, por los mismos integrantes de su escolta personal que el gobierno en funciones paga. Rodríguez Calderón debió haber sido citado ante un juez para lo que se llama audiencia de instrucción en los que se le informara de las acusaciones en su contra. Solamente si su destino fuese desconocido se debieron girar órdenes para localizarlo y llevarlo esposado para que atendiera esa ceremonia. Lo pudieron hacer porque estaba perfectamente localizable, y porque la maniobra política de su detención no pretendía más que la foto del reo famoso y el jubiloso mensaje -claro, en redes llamadas sociales- del ambicioso joven e inexperto sucesor suyo: el que la hace la paga.
Cuando le tomaron la foto infame con la ropa de preso y el letrero con la fecha y su número de ingreso a la cárcel, inevitablemente debió pasar por la mente del ex gobernador Rodríguez alguna variante de una sabia frase popular de los mexicanos; por ejemplo: los carniceros de ayer son las reses de hoy. Rodrigo Medina, el antecesor del Bronco, preso número 0238 vistió también ropa de recluso del penal de Topo chico, color naranja, y sostuvo en sus manos, para la foto, el letrerito que por horas le identificó. La diferencia es que El Bronco sólo pudo lograr que Rodrigo Medina estuviera preso casi 20 horas. Medina no durmió en la cárcel. Su sucesor, que fue quien lo mandó encarcelar en 2017, sí. Samuelito, el gobernador actual consiguió lo que quería y Jaime Rodríguez Calderón fue vinculado a proceso y está en el limbo de una prisión preventiva porque un incompetente juez se declaró así. Pronto saldrá a seguir su juicio en libertad condicionada
El comal le dijo a la olla. El mismo gozo efímero que el martes experimentó el hoy gobernador Samuel García lo sintió Rodríguez Calderón cuando vió en la portada de los diarios la foto del reo que le había entregado con desgano la silla. ¿Y luego? No paso absolutamente nada.
Me temo que vamos a ver una nueva versión de la misma farsa, con diferentes actores. Y estoy seguro de que las acusaciones en contra del ex gobernador Rodríguez tienen sustento y son mucho más graves que las que le llevaron al penal de Apodaca. Me hizo recordar la anécdota de aquel gobernante que dedicó un presupuesto mayor al mejoramiento de las prisiones que al de las escuelas: estaba seguro de que nunca volvería a una escuela a tomar clases. El penal de Apodaca fue remozado durante el gobierno del Bronco.
El sucesor del hoy acusado debiera entrar en razones: hasta entre los bandidos hay reglas. Y muchas de esas reglas se llaman, en este país, debido proceso.
PREGUNTA PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): con todo respeto, señor presidente: le recuerdo que no hace mucho prometió que el crecimiento económico de México este año iba a ser del 5%. El del año 23 también el 5, al igual que el 2025. ¿Sigue usted en sus cinco? Porque los economistas dijeron ayer que este año el pronóstico es del 1.9% y bajando. Además, la gasolina no puede seguir al precio de hoy más de un mes.
felixcortescama@gmail.com
miércoles, 16 de marzo de 2022
Aprendo. Mucho. Gracias
YO APRENDO MÁS CON USTEDES. GRACIAS