FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
Tenemos la tendencia a confundir conceptualmente la magia y el embrujo desde que Gabriel García Márquez nos envolvió en las redes de cien años de soledad en la jungla colombiana. Cuando doce años antes Juan Rulfo publicó su noveleta Pedro Páramo, a nadie se le ocurrió salir con su invento del realismo mágico. Era una novela, simplemente. Claro, una novela genial, que un día Álvaro Mutis le dio a su paisano García Márquez diciéndole más o menos : para que aprendas a escribir.
Magia es una habilidad adquirida y cultivada durante muchos años para mostrar una supuesta realidad maravillante mediante algunos efectos de manera que no se requiere averiguar su origen. Notablemente, el mago acude a la prestidigitación o a las maquinarias que pueden ser juego de espejos o cajas chinas. El embrujo es la atracción misteriosa e irresistible que ejercen algunas entidades -pueden ser personas- por los encantos que poseen.
El gobernador de Nuevo León, Samuel García, ha sucumbido al embrujo de Andrés Manuel sin disponer de las habilidades de mago que éste tiene. En su primer informe de gobierno, Samuelito no supo como decir que no podía informar de ningún logro en su administración porque ningún logro ha tenido.
Primero lo primero dijo en el teatro de la ciudad en la Macroplaza, y se ufanó como el enorme logro de su gobierno incorruptible el hecho de que su antecesor el Bronco Jaime Rodríguez ha sido vinculado a proceso. ¿Y? Se le olvidó decir que sus denuncias de corrupción en el sexenio de Jaime en Isssteleon, en el Metro, y en Agua y Drenaje, entre otras; se le olvidó aportar pruebas y darle seguimiento a las denuncias de oropel.
Sin embargo, su principal olvido, en esto de la corrupción, son los contratos de propaganda política y otros asuntos otorgados por su gobierno a una empresa regenteada (sí, es una palabra que se usa en referencia los lupanares) por el director de comunicación social de su gobierno, el señor Glen Alan Villarreal Zambrano.
Pero yo tengo otros datos. El gobernador de Nuevo León se ostenta como el que solucionó la crisis de falta de agua en Monterrey, en donde todavía hay colonias sin el servicio, cuando la que debe reclamar el mérito es la virgen de la Cueva, que trajo algo de lluvias en alivio. Otro meritorio es el presidente López, que le pasó el operativo al gobierno federal por sus tompiates y por la ineptitud estatal, ordenándole se haga el acueducto desde el Cuchillo II.
El gobierno de Samuel Alejandro García Sepúlveda no puede adjudicarse mérito de nada, que no sea haber modificado el escudo de New Lion para que se viera chido en toda la nueva papelería y fachadas del estado, y haber secuestrado imbécilmente a un niño huérfano para que su esposa se tomara fotos con él y difundir sus gestos de caridad en las redes sociales.
Bueno, también ha facilitado que sus amigos hagan negocios. Pero en nuestra política, eso no es nada nuevo.
Primero lo primero, señor gobernador. Cuando uno agarra la chamba de gobernar, esa es precisamente la obligación que contrae, gobernar. Y si no lo sabe hacer, regrésese a su casa.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): ¿Y qué esperaba el gobernador de Instagram, quiero decir de New Lion, en su primer informe de gobierno? ¿Qué también a él le gritaran Presidenta, en alusión a su esposa, el mayor capital del Movimiento Ciudadano según dice Dante, el de este infierno?
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domingo, 9 de octubre de 2022