Ringling Bros.

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

            Sería muy pretensioso, como fue en su momento el circo norteamericano Ringling Brothers and Barnum and Bailey, calificar este evento como el espectáculo más grande del mundo. Llamarle el juicio del siglo, como algunos han aventurado, es también exagerado. Es una línea vieja de redacción en donde se sigue llamando a los hospitales nosocomios, a los hombres detenidos “masculinos” a todos los incendoso dantescos, las armas descomunales y a los muertos decesos.

Vamos, ni a juicio del año llega; cuando mucho es el del día, por más que el presidente López se haya empeñado en lanzar sus absurdas y cotidianas matutinas acusaciones, de que los medios “tradicionales” siguen “callados como momias” ante la trascendencia del enjuiciamiento en Brooklyn del Ing. Genaro García Luna, durante más de un sexenio poderoso jefe policíaco en México.

De cualquier manera, a las nueve de la mañana de hoy lunes dará comienzo un espectáculo que ha levantado preocupaciones en los círculos del poder relacionados con la delincuencia que habla en cifras millonarias, lo mismo en los Estados Unidos que en México. Sin prejuzgar, es claramente evidente que García Luna incurrió en más de una conducta delictiva grave durante su ejercicio de policía supremo en nuestro país, de manera especial durante el sexenio de Felipe Calderón.

Esta particular circunstancia le ha convertido en munición frecuente en la constante descalificación de todo el pasado de la administración pública de nuestro país, con la excepción de Enrique Peña Nieto, a quien Lopitos no toca ni con el pétalo de una mención que sugiera responsabilidad alguna por el deterioro en que él asegura recibió el país.

De lo que no cabe duda es que con culpa o sin ella García Luna conoce información sensible sobre los sistemas, funcionamiento, fallas y culpas en los dos países; las revelaciones detalladas que puede hacer podrían ciertamente involucrar a funcionarios pasados y presentes de México y los Estados Unidos. De ahí la inquietud y el interés.

Independientemente de ello, lo que está siendo sometido a juicio a partir de hoy es el sistema judicial norteamericano en su conjunto. Esa estructura, derivada de la doble moral que rige la conducta gringa, ha sido copiada con una lacayuna imbecilidad y una ineficiencia mayúscula por el gobierno mexicano desde hace varios sexenios. Su principal pifia reside en conceder en la impartición de justicia credibilidad y peso al testimonio de delincuentes comprobados por encima de cualquiera otro.

Las acusaciones en contra de García Luna, quien se ha negado a entrar en una negociación con la fiscalía que le permitiese un juicio más holgado y una condena menos recia, se basan fundamental –y casi exclusivamente- en las afirmaciones de personajes tan distinguidos y probos como “El Grande”, Sergio Villarreal Barragán, notorio narcotraficante, “El Rey” Jesús Zambada, hermano de otro capo mafioso y narcotraficante él mismo que ya ha debutado en estos teatros como testigo en contra de su par Joaquin El Chapo Guzmán; Francisco Cañedo Zavaleta, ex agente de la AFI (copia desde su acrónimo del FBI gringo) militante de la banda Beltrán Leyva, o Edgar Veytia, ex fiscal del estado de Nayarit, también bribón.

Sobre la roca de estos testimonios se construirá el juicio de García Luna. A cambio de ello, presumiblemente, los dignos representantes de la sociedad recibirán del gobierno estadunidense nuevas identidades falsas, domicilios y vivienda en comunidades diversas, así como presumiblemente un estipendio correspondiente al peso de sus “revelaciones”.

Hay que agregar que el juez ha restringido el derecho de los abogados defensores de oficio del acusado, a presentar  pruebas de los numerosos reconocimientos que altas autoridades de allá, del presidente Obama para abajo, concedieron al hoy apestado cuando estaba en la cima. Sólo podrán mostrar cinco fotografías.

Nos vamos a hacer todos tontos solos.

Si por lo menos tuvieran a Betty Huton como la trapecista estrella al lado del Gran Sebastian, como en aquella película de 1952. Ya no se hacen películas como las de Cecil B. de Mille o montajes al estilo García Luna.

O eso creo.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): ¿Qué hay detrás de la farsa presidencial que ha ocultado vehementemente por más de un mes el verdadero estado de salud del fiscal Gertz Manero? En los últimos días, las “benditas” redes sociales lo han matado más veces que a Chabelo. Durante la visita de Biden y Trudeau a México, el carnal Marcelo dijo que el fiscal mexicano no había asistido a la reunión bilateral, porque le habían avisado tarde y su agenda estaba ocupada. Dice su jefe que sólo es tonto el que piensa que el pueblo es tonto. Y tiene razón, aunque él crea que somos tontos.

‎felixcortescama@gmail.com

Domingo, 22 de Enero de 2023

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