Si yo fuera Diputado

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

            Por eso no soy

Ni Diputado ni Cardenal

soy marioneta de Carnaval…

Ricardo Arjona, Si yo fuera…Viña del Mar 1995

            Hace un par de años le dieron a mi amigo Zabludovsky una medalla en la Cámara de Diputados. Se la entregó, por cierto, el hoy prófugo Ricardo Anaya, con un discurso muy chulo en contra de Televisa. Tal vez por eso Jacobo no me invitó a la ceremonia, pero yo anidaba en mi memoria rescoldos de mis clases de civismo en la secundaria, e imágenes de algunas escenas de la época de oro del cine mexicano, y en base a ello yo solo me invité.

            En varias películas de cuyo nombre no quiero acordarme, la pantalla mostraba la gradería superior del bello recinto, que ahí sigue en la esquina de las calles de Donceles y Allende de la capital del país, y que ahora es sede de la asamblea legislativa de la Ciudad de México.

            Pero no se trataba solamente de una licencia artística; a mí me enseñaron en la escuela que todos los ciudadanos teníamos libre acceso a las gradas superiores de la Cámara de Diputados para escuchar los debates y, eventualmente, participar de ellos con el aplauso o la rechifla. Me cae de madres que en algún rincón de alguna de nuestras constituciones está escrito este derecho. Hasta donde alcance a leer, sólo la fuerza pública está impedida de entrar a recintos legislativos.

            Con esa armadura ética esa mañana  fui en el Metro a San Lázaro y traté de entrar. Vana fue en la aduana mi disertación sobre derechos ciudadanos y constitucionales. Yo no tenía una invitación impresa para el evento y mis famosas graderías altas de Donceles ahí no existen, de manera que no podía entrar.

            Desde luego que entré, porque en México todo se puede.

            Bueno, casi todo.

            Ayer trataron de entrar al edificio de Donceles, rodeado de policías y vallas, nueve titulares electos de los distritos que ahora llaman alcaldías y que en número de 16 ha sido dividida la capital de la República.

            Se les impidió, como aquella vez a mí, el acceso al recinto. No solamente no traían invitación impresa al aquelarre: pertenecen a un partido diferente de la pandilla de la señora Claudia Sheinbaum, gobernadora de la ciudad capital. Pero a mí en aquel entonces me mostraron amablemente la salida. Ellos fueron recibidos a negativas, empujones, y un golpe sangrante con el escudo de un policía, en la nariz de una señora alcaldesa de Álvaro Obregón. A mayor abundamiento, uno de los asistentes recibió una descarga de voltaje medio que lo dejo patitieso.

            Como suelen decirle los oradores barberos al presidente López en las mañaneras, «es cuanto».

            ¿A usted le parece poco? A mi no.

PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapaboca): con todo respeto, señor presidente, usted tiene razón cuando dice que «no son modos» los de su apapachada CNTE para bloquear el paso a su vehículo (¿Tsuru?) en Chiapas. Yo pregunto si sí son modos los de los ya inexistentes granaderos  que mandó su apapachada Claudia Scheinbaum a golpear a la alcaldesa electa de Álvaro Obregón Lía Limón tratando de entrar ayer pacíficamente a la Asamblea del Distrito Federal en busca de diálogo. Le descarapelaron la nariz de un madrazo. Yo digo que no son modos.

‎felixcortescama@gmail.com

2 comentarios en “Si yo fuera Diputado”

  1. Estimado señor Cortes, Si son modos en tiempos de la 4a Transformación o circo moderno. La ley se aplica de manera indiferente y parcial. Estás conmigo, te apoyo, no piensas como yo, te amuelas.

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