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Pajaritos a volar

la leyenda urbana afirmaba que en algún sitio del Palacio de Cobián, que sigue alojando a la secretaría de Gobernación, había un cuarto estrecho, largo y oscuro, en una de cuyas paredes había adherida una cuarentena de teléfonos de marcaje mecánico y circular. Supuestamente, al través de esos teléfonos se transmitían las instrucciones del centro a todos los gobernadores y factores del poder en la república.