FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
…sólo me quedó el chisguete.
Hace unos años, seguramente en el período neoliberal porque todos los males de este mundo nacieron en ese tiempo, hubo quien -molesto porque las manifestaciones en la ciudad de México invariablemente bloquean el Paseo de la Reforma, Bucareli, Juárez, Cinco de Mayo y anexas- sugirió, en la añoranza de alguna madrugada en el sambódromo de Río de Janeiro, que el gobierno mexicano seleccionara un área amplia y accesible para dedicarla a las manifestaciones, que suelen ser de descontento ciudadano. El manifestódromo no fue más allá del onanismo mental de su soñador procurador.
Gabriel García Márquez diría que muchos años después alguien descubrió el mejor sitio para las protestas populares. Si las marchas pasan por la fachada de Palacio Nacional nadie les va a hacer caso; si lo hacen frente a la secretaría de Gobernación, cuando mucho les tomarán una foto frente a las rejas encadenadas.
Pero si las protestas se van al único acceso que hay para la terminal uno del aeropuerto de la Ciudad de México, la acción va a tener efecto inmediato. Centenares de vuelos tienen que ser demorados o francamente cancelados. Miles de viajeros se ven obligados a caminar arrastrando sus maletas y recordando la progenitora de nuestros gobernantes.
Tan es eso efectivo, que luego del bloqueo del puerto aéreo antier por los padres de los niños con cáncer pero sin medicamentos, que en Colima el presidente López alzó la voz, por primera vez, ante su gabinete, pero dirigiéndose nominal, y hablándoles específicamente al secretario de Salud y al director del INSABI, respectivamente el Dr. Jorge Alcocer y el antropólogo Juan Ferrer Aguilar. Les dijo que no quería volver a oír que no había medicinas ni atención médica -gratuitas, dijo- y que no admitía excusas. El tono elevado y firme me sorprendió, confieso.
La mañana de ayer, en su conferencia de prensa matutina de tan mala fama, el presidente López le bajó el volumen a su radio. Dijo algo así que ese es su modo de hablar y que no fue un regaño.
Eso también se lo creo. Uno de los dos aludidos tan directamente, o tal vez ambos, deben haberle explicado en corto lo que se dice en mi barrio: «¿con qué ojos, divina tuerta?» Porque el problema de desabasto de las medicinas se debe seguramente a la incapacidad de los regañados titulares de sus dependencias. Pero el asunto es también que no hay dinero, ni hay dinero bien administrado, para adquirir las vacunas y los medicamentos que se necesitan.
De la misma manera que, cuando no se pueda hacer la encuesta nacional sobre la revocación de mandato, el presidente López dará un manazo en la mesa y dirá con el chisguete de voz que le quede, que no acepta excusas. Le dirá el INE que los cinco mil millones de pesos que necesitaba para esa tarea, se los habían cepillado los legisladores borregos de la cuarta simulación en el recorte del presupuesto de egresos.
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): con todo respeto, señor presidente: ¡qué papa caliente se echó usted al regazo en la persona del, según usted, valiosísimo e íntegro Santiago Nieto! ¿Qué hacer ahora con él? La ley que Usted mandó hacer impide que el doctor Nieto reciba fuera del gobierno empleo que sugiera alguna relación con sus conocimientos y experiencia durante los próximos diez años. Sólo que lo mande usted a una de las embajadas que le quedan libres….
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Jueves, 11 de Noviembre de 2021