¿La Batalla Final?

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

            En el juego en México adelantado de los pronósticos deportivos sobre la sucesión presidencial, las revelaciones usualmente varían según el perfil personal del presidente.

            Por vez primera, comparto y transcribo entre comillas dos diálogos que, no dudo, tuvieron lugar en la misma oficina del Palacio Nacional. Los protagonistas son el presidente Adolfo Ruiz Cortines y su ministro del Trabajo Adolfo López Mateos. Era, creo recordar, 1957.

            Acto primero. Personajes en el sitio.

            En su oficina presidencial Don Adolfo Ruiz Cortines recibe a Adolfo López Mateos; abre una repisa que está exactamente detrás de su silla presidencial. Saca de ahí una preciosa botella de mezcal de Oaxaca, que le gustaba, y además, saca solamente una copa. 

Se sirve. Toma un sorbo.

Se dirige a López Mateos y le dice -más o menos, por eso las comillas ficticias- «me han informado, señor licenciado, que hay sectores de nuestro partido que se inclinan a que usted sea el candidato a la presidencia de la República. Quiero decirle, con mucho afecto y respeto, que usted no será el próximo presidente de México».

            Con una gran compostura, López Mateos agradeció la deferencia y se fue, dolido.

            Acto segundo.  Una semana después

            Mismos personajes en el sitio.

            El presidente Adolfo Ruiz Cortines, habiendo convocado a su subalterno López Mateos lo recibe. Abre una repisa que está exactamente detrás de su silla presidencial. Saca de ahí una preciosa botella de mezcal de Oaxaca, que le gustaba, pero ahora pone sobre el escritorio dos copas, y las llena.

            Se pone de pie, agarra una copa sin darle un sorbo, y le dice a Adolfo López Mateos: quiero tener el honor de ser el primero en brindar con el próximo presidente de México.

            Pasado el soponcio, López Mateos tuvo que preguntarle al veracruzano; Presidente, me dijiste primero que yo no era y ahora resulta que sí soy. ¿Qué onda?

            Don Adolfo, que era muy sabio, le dijo y no me consta: «la primera vez que viniste a verme, en la antesala había dos millones de cabrones que estaban seguros de que tú eras el bueno. Y que te lo iban a cobrar. Hoy, en tu segunda visita te acompañaron bastante menos. Puede que ahí tengas amigos. Aprende, tocayo.”

            En México, ya comenzó la batalla final, Yo dudo mucho que el presidente López tenga la sabiduría y el gusto mezcalero, que el viejo veracruzano austero que jugaba dominó.

Desde luego, no tiene tocayos.

PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Señor presidente: Yo le sugiero instituir la medalla LOPEZ GATELL a la mentira. Tengo candidatos a recipientes.

‎felixcortescama@gmail.com

2 comentarios en “¿La Batalla Final?”

    1. Ya cada día se inventan más. Ojalá la oposición tuviera un gran abanico. Lamentablemente Porfirio Muñoz Ledo ya está muy viejito. Los demás no tienen, como dice con razón el presidente López, no tienen jale.

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