¿Cuánto cuesta un voto?

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

                        Si usted no tiene nada qué hacer el próximo día 7 de septiembre y le sobra en su cuenta bancaria algo más de cien mil dólares, puede gastarse esa cantidad pagando por cabeza una cena en el Trump National Golf Club de Bedminster, New Jersey. Claro, siempre y cuando usted sea partidario del señor Donald Trump y su cómplice y coacusado Rudolph Giuliani, quien confiesa andar corto de efectivo para pagar a sus abogados defensores. El señor Trump le organiza esta cena, que se llama de recaudación, para ayudarle en el trance. A las seis de la tarde, sesión Trump y Giuliani; a las 7 y media se sirve la cena. Desconozco el menú.

            El señor Giuliani fue alcalde de la ciudad de Nueva York entre 1994 y 2001. Poco después de dejar el cargo, fue contratado por el gobierno de la Ciudad de México encabezado por Andrés Manuel López Obador (2000-2005), para adaptar al Distrito Federal las medidas de seguridad “Cero Tolerancia” -Giuliani prefiere llamarlas ventanas rotas- que supuestamente había reducido la criminalidad en la gran manzana. El contrato de asesoría firmado en 2002 fue por un año, con visitas del neoyorquino cada tres meses y que produjo 146 recomendaciones.

El servicio costó cuatro millones trescientos mil dólares.

            El director de seguridad del gobierno capitalino entonces, Marcelo Ebrard Casaubon le dijo a quien quisiera escucharlo que esa cantidad fue pagada íntegramente por la iniciativa privada mexicana, especialmente por el empresario Moisés Saba Masri, quien murió al desplomarse un helicóptero en Cuajimalpa el 10 de enero de 2010.

            El Instituto Nacional Electoral remodelado acaba de proponer, y seguramente el pleno lo aprobará en unos días, entregar a los partidos políticos registrados para el próximo año electoral 2024 la cantidad de 10 mil 378 millones de pesos. Para el año electoral de 2018 les dieron –dimos los que pagamos impuestos- 6, 703 millones. Morena recibió entonces 649 millones; ahora serán 3,159 millones. 387% más.

            He sacado a colación estos datos porque son un ejemplo de los dos diferentes sistemas que los políticos tienen para hacerse de dinero en los Estados Unidos y en México.

            Los gringos no se andan con subterfugios: cada uno de los ricos que vayan a la cena convocada por Trump, apuntará la cifra en la columna de lo que le deben. Cuando Donald Trump, como ellos esperan, llegue de nuevo a la presidencia, le van a cobrar esa y todas las futuras contribuciones que van a hacer públicamente a la campaña del pelipintado. Es legal y es transparente. Si pierde Trump, la inversión se va a fondo perdido.

            En México es igual, pero por debajo de la mesa. Donaciones que no se declaran.

            ¿De dónde salen los espontáneos camiones que transportan espontáneos seguidores y las camisetas, matracas, gorras y alimentos –a veces dinero en efectivo- que van a los mítines de campaña de todos los candidatos? De generosos empresarios que, llegado el momento, pasarán la factura. Con intereses. Empresarios que, para no fallarle, darán similar aportación, en efectivo o en especie, a todos los posibles ganadores en todos los niveles de gobierno. Lo cual abre la puerta para las grandes contribuciones secretas de los poseedores del gran capital en nuestro país: el crimen organizado. Ese que ya tiene mano para escoger candidatos a alcaldes y gobernadores que acabarán nombrando a los jefes de policía que deben pereguirles.

            A la larga, unos votos más sucios y turbios que los abiertamente colectados por los políticos gabachos.

            PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Se acerca el cambio de rector en la Universidad Nacional Autónoma de México, ante la salida del doctor Enrique Graue. Las jaurías, no muy numerosas pero sí con fuerte apoyo van a intentar quedarse con la UNAM. Ya tienen la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ya deshuesaron el CONACYT, se infiltraron al INE y creen que van a dominar el Congreso el año próximo para despacharse con el cucharón grande en las reformas constitucionales. Todos los mexicanos, de una manera u otra, somos universitarios.

Es deber defender esta posición.

‎felixcortescama@gmail.com

Miércoles, 23 de Agosto de 2023

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