En esta esquina…

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

Cuando hoy jueves los relojes mexicanos marquen las siete de la tarde, en lo que el presidente López bautizó como la hora de Dios, esto es, que equivaldrán a las nueve de la noche en la ciudad de Atlanta, Georgia, tendrá lugar el primero de dos debates entre el presidente Joe Biden y el hábil político Donald Trump. Se le llamará debate presidencial, aunque formalmente ninguno de los dos es candidato para las elecciones de noviembre en los Estados Unidos.

Para que sean candidatos, deben ser electos por sus respectivos partidos en sus convenciones nacionales, que son una mera fiesta cuyos participantes ya conocen las preferencias de sus distritos electorales para definir su candidato. La cadena de televisión CNN, quien se encarga en esta ocasión de producir el espectáculo -que eso es- y distribuir mundialmente la señal, se tomó la pequeña libertad de excluir a Robert Kennedy Jr. (sí, el hijo del otro amante de Marylin Monroe) del debate. Consideró que no tiene las credenciales suficientes.

En la teoría política norteamericana, los debates sirven para convencer a los votantes dubitativos sobre quien tiene las mejores propuestas para gobernar al país más poderososo del mundo. Esa es otra de las falacias gringas: desde el primer debate de los presidenciables, que perdió Nixon frente a Kennedy por no haberse rasurado lo que los norteamericanos llaman la barba de las cinco de la tarde, los debates han sido un mercado de la imagen. Se le puede preguntar a la señora Clinton.

Si esto es cierto, el agresivo Trump tiene todas las de ganar frente a un Biden que, apenas cinco años mayor que Trump, proyecta la imagen de un viejito aminorado y errático; incapaz de conducir cualquier país, menos este.

Naturalmente, esa es la imagen que los expertos comunicólogos de Trump han estado vendiendo y que no corresponde a realidad. Pero si Biden pierde las elecciones frente a Trump, no será por su provecta edad ni la senilidad adelantada. Va a ser porque la línea política de Donaldo empata con el pensamiento y la convicción mayoritaria de los gringos, antimigrantes, ciertamente racistas y muy Americanos, en la manera en que ellos entienden el término.Y a eso, los mexicanos encabezados por la señora Sheinbum, nos vamos a tener que enfrentar.

PARA LA MAÑANERA, porque no me dejan entrar sin tapabocas): La feria del hueso se ha desatado, y ¿quién mejor para encenderla que el ídolo de las multitudes Noroña? Ha gritado “foul”, y yo creo que con razón. Hasta donde nos han dejado saber lo qué pasó en la cena de las corcholatas con su jefe, muy cerca de donde estuvo siglos la Coyolxauitli desmembrada, los asistentes firmaron el compromiso del reparto del pastel: todos los que no fueran “el bueno” o “la buena” tenían asegurado puesto futuro de relevancia según los resultados de las encuestas. Que si pastorear a los senadores, que si encabezar a los diputados, que si una secetaría o la otra…Me están dejando fuera, clama Noroña. La presidente Sheinbuam va a hbalar con él, dijo; le va a recordar que Noroña se apuntó por parte del Partido del Trabajo y no por el Santo Concilio. Claro, para dejar de ladrar hay que tener un hueso

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felixcortescama@gmail.com

Tuesday, June 25, 2024

16:17

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