¡A desatarse a Tiempo!

FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

            Pues bien, la cuarta simulación nos está llevando este fin de semana a una etapa más del viaje a la Nirvana: a tiempo amar y desatarse a tiempo. Por última vez, al menos mientras siga el presidente López en el poder, vamos a adelantar -o retrasar, me da lo mismo- las manecillas del reloj una hora.

            Se acaba el horario dual; verano e invierno. Entramos, según el presidente López y su acólito secretario de Salud, a la hora de Dios. Como si las otras horas no le pertenecieran también a Él.

            Alrededor de ese añejo capricho personal se ha armado harto barullo. Algo semejante pasó cuando en tiempos de Zedillo se instauró la doble medición de nuestro tiempo. El gobierno tuvo que crear una comisión para el caso, y contrató a Pedro Ferríz Santacruz para que hiciese unos spots de televisión convenciéndonos de los ahorros que el doble horario iban a significar para nuestro ahorro en el pago de la energía eléctrica. Si algo de eso fue cierto, el único que registró un ahorro fue el municipio que paga el alumbrado público, que de todos modos en el país enero es deficiente.

            Ahora sucedió algo parecido. El doctor Alcocer, que cobra como secretario de nuestra Salud recitando en la mañanera estupideces como la de que él nunca haría vacunar a sus nietos contra el Covid, sigue aplaudiendo. Ahora, para apoyar a su jefe salió con la batea de babas de que el horario de verano provocaba cáncer. O tal vez esquizofrenia, me da lo mismo. Pobres nietos.

            Lo innegable es que la luz nos sigue costando más cada año, aunque en comparación mucho menos que en Europa o los Estados Unidos, gracias al subsidio electorero que el gobierno da a la gasolina y a la CFE. Pero el cambio de horario tiene hoy otra función, que en este gobierno se ha convertido en indispensable para la administración pública: la distracción.

            Hemos pasado un buen tiempo tratando de entender en qué nos afecta que haya solamente una hora central. Nadie nos ha dicho qué pasa con los horarios de Yucatán o de Tijuana, que hoy por hoy difieren de la del ombligo del mundo. Pero eso es parte de la distracción. Gracias a ella dejamos de ocuparnos y preocuparnos por nimiedades como el hecho de que la inseguridad en nuestro país deja unos cien asesinatos al día.

            O que no haya suficientes medicinas para los niños con cáncer, pese a la salud para el bienestar que ya le anda pisando los talones al sistema de salud pública de Dinamarca. Nomás dejen que llegue el 24.

            O que nuestros machos mexicanos, que son muchos, sigan maltratando, golpeando y a veces dando muerte a sus parejas, que en algún momento tal vez dijeron amar.

            O, simplemente, que el kilo de tortillas cueste hoy el doble de lo que costaba hace dos meses.

            Si mi queridísimo Renato Leduc viviera, volvería a escribir el primer verso de su afamado soneto sobre el tiempo, que luego fue canción popular: sabia virtud de manejar el tiempo.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): No era necesario que, en una reunión derechista en España, lo dijera Felipe Calderón haciendo probablemente poco favor a la noble causa. Es cierto: la democracia incipiente que hemos logrado en México se puede ir mucho al carajo, si la máquina corruptora de la cuarta simulación logra comprar o chantajear a Alito y sus secuaces, como lo está haciendo, para aprobar la iniciativa de reforma electoral que patrocina el presidente López. La función ha comenzado. Desaparecer al INE, que cuesta mucho dinero, sí, y transformarlo en una dependencia barata de la secretaría de Gobernación, es lo peor que políticamente le puede pasar a este país. Más peor que el sexenio de AMLO, me cae.

‎felixcortescama@gmail.com

miércoles, 26 de octubre de 2022