FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
Se trata, como bien se ha dicho, de una situación inédita en México: el aparato judicial del país está prácticamente paralizado. Primero los trabajadores del poder judicial, más de cinco mil, iniciaron un paro, ante el temor de que la reforma judicial que prepara aprobar el Congreso por instrucciones de Lopitos afectará sus derechos laborales. Luego, una aplastante mayoría de jueces, magistrados y ministros, alrededor de mil cuatrocientos, aprobaron suspender su trabajo.
El propósito de ambos movimientos es impedir la aprobación de la reforma al sistema judicial mexicano. La columna vertebral de esa reforma es la llamada democratización de la judicatura expresada en la designación de jueces, magistrados y ministros mediante el voto popular. En palabras muy entendibles, vamos a jugar a la justicia con baraja nueva a iniciativa de López Obrador.
Personas valiosas de la academia y del propio poder judicial han expresado su oposición a ese procedimiento; ven en él un desprecio a la capacitación profesional que se debe exigir a los impartidores de justicia. Colateralmente, el sistema del voto popular abierto facilitará a grupos de poder fáctico, que tienen abundantes medios económicas mal habidos, entreguen toga, birrete y mallete a quienes ellos decidan, y puedan manejar impunemente a la hora de los juicios. En otras palabras, trasladar al poder judicial la autoridad decisoria que el crimen organizado ya tiene en el poder ejecutivo a nivel local, el de designar funcionarios a modo. O matar a los que no lo sean, como ha quedado en evidencia en los últimos comicios.
Los voceros del cuatrote y su segundo piso, como el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia, el señor Zaldívar, defienden el ataque al poder judicial diciendo que el presidente López no engañó a nadie y que su proyecto de desmantelamiento del poder judicial estaba claro desde el comienzo; que jueces, magistrados y especialmente ministros, afirman, se encerraron en un caparazón de soberbia y se negaron a un diálogo, una negociación. Tan es así que el gobierno convocó a cuatro foros de discusión en los que se supone se iba a discutir lo indiscutible, el proyecto de reforma del presidente.
Técnicamente, la paralización del sistema judicial no puede obtener que la reforma sea rechazada. Solamente si legisladores honestos reconocieran los defectos de orígen de un documento por cuya aprobación tienen órdenes de votar por la afirmativa.
Desde luego, la experiencia que estamos adquriendo sobre las consecuencias de vivir bajo una dictadura, nos llevará -dentro de por lo menos un sexenio, para regresar por la inversa. Mientras tanto, los miles de procesos que ya estabann anquilosados en las bodegas, se harán más viejos. O sus protagonistas habrán muerto esperando sentencia.
PARA LA MAÑANERA ( porque no me dejan entrar sin tapabocas): Taylor Swift, me dicen, es una de las cantantes más famosas y seguidas en ell mundo de la música popular de todo el mundo. La jovencita llena cualquier recinto de jóvenes entusiastas de su música, a los que llaman swifties . Donald Trump y sus asesores, conscientes de ello, produjeron inteligentemente una serie de fotomontajes que, haciendo uso de esa nueva herramienta que se llama inteligencia artificial, afirman que la señorita Taylor apoya al orate neoyorquino.Es casi absolutamente seguro que el efecto de estos anuncios sean lo opuesto. Lo creo y lo deseo.
Tuesday, August 20, 2024
11:33
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