Mal Fin

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

Me llegó la semana pasada, no sé de donde, un mañoso montaje de video documentando presuntamente la llegada de un grupo de la generación Z de Nepal, descendiendo de un raro aeroplano. De Nepal. Habían venido a solidarizarse con la generación Z mexicana en su manifestación del sábado en el Zócalo de la Ciudad de México.

No cabe duda de que las herramientas tecnológicas novedosas de la inteligencia artificial están propiciando las actividades de individuos o grupos que piensan que los mexicanos somos retrasados mentales.

La caótica marcha del sábado puso al descubierto varias realidades nacionales subyacentes e ignoradas; primero que sí existe un malestar generalizado entre grupos de jóvenes y adultos hacia el desempeño demagógico del gobierno del segundo piso. Su número y capacidad de convocatoria son tan variables como la fuente informativa a quien creerle. Para las cuentas del gobierno capitalino fueron 17 mil los manifestantes.Falso.

Segundo, la incapacidad de la oposición, y su carencia de un liderazgo sólido y carismático; mucho más de una indefinición que vaya más allá del agresivo insulto de narcogobierno para Sheinbaum y Compañía. Tercero, que -parafraseando el decir popular- a río revuelto ganancia de pecadores. En ese confuso marco, las provocaciones de la re-edición del grupo de halcones, que ganó su histórico lugar en la agresión del Jueves de Corpus, el 10 de junio de 1971, son cada vez mejor coordinadas, más agresivas y peligrosas, especialmente porque la inacción de la fuerza púbica ante esos encapuchados paramilitares está creando un caldo de cultivo para justificar las agresiones de la policía en contra de quien se atraviese, incluyendo una reportera y un fotógrafo de prensa, como pasó el sábado.

Fugazmente se me atravesó en las imágenes de la zacapela un muchacho que llevaba puesta una cachucha con la burda copia del slogan de Trump, MAGA (Make America Great Again) por el equvalente a “hagámos México grande de nuevo”. En inglés, claro.

Este tipo de fenómenos, a la par del florecimiento de la ultraderecha, mucho ojo, Chile y su segunda vuelta, le ha facilitado a la señora presidente el discurso inflamado de denuncia a quienes “gestionan apoyo en el extranjero” y su afirmación de indisoluble matrimonio de su gobierno -el del papá de Andy- con esa entidad amorfa y manoseada que se presenta en todos los discursos y al que se le llama pueblo.

Así que digamos un buen fin no es exactamente lo que acabamos de vivir. La represión está latente en los uniformados y patente en los halcones. Si a eso agregamos el escondido déficit de las finanzas públicas para mantener la compra de votos por el camino de los programas de limosna social, hay pocas esperanzas de que tengamos, algún día, un buen fin.

Así sea de semana.

PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): La administración Trump ha tenido que meter reversa en los aranceles a productos del campo en los que México es importante mano. Notablemente aguacates y tomates.

Después de todo, ya viene el Super Bowl y a los gabachos no les va a gustar mucho pagar caro el guacamole que es el platillo favorito de ese evento.

En cuyo medio tiempo van a escuchar  a Bad Bunny cantar en castellano.

felixcortescama@gmail.com

Monday, November 17, 2025

12:17

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