¿Nobel de la Paz?

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

Hasta donde llega mi información, al cinco de marzo de este año, fecha del cierre, había 338 candidatos registrados para recibir el premio Nobel de la Paz 2025. 244 individuos y 94 organizaciones. Como diría el croupier: no va más. El que entró, entró, y el que se quedó se quedó.

El 10 de octubre, en Oslo, el comité que decide hará anuncio del ganador, que lleva una bolsa de 11 millones de sverige krönen, que cuando esto escribo equivalen más o menos a 20 millones de pesos, además de medalla, listón y discurso, que valen mucho menos.

Por vía de la regla, yo sé que la identidad de los postulados al Nobel no puede ser revelada sino hasta 50 años después de su otorgamiento. Por vía del chisme, yo sé que hay dos personas que han dedicado tiempo, dinero y esfuerzo para llevarse la presea en eso de la paz.

El más notorio, desde el año pasado y con el patrocinio de Rigoberta Menchú -que como previa laureada tiene derecho a proponer- es el empresario Victor Manuel González Torres, rechazado como candidato a la presidencia de México sin partido, frente al papá de Andy  y a Felipe Calderón; es mejor conocido como el doctor Simi y ahora se anotó con el cobijo adicional de la fundación “por un México mejor”, que encabeza su hijo, heredero y CEO Victor González Herrera.

El otro fuerte aspirante que yo me sé se llama Donald Trump y vive en una casa grandota de la avenida Pennsylvania de Washington.

Con éxito más bien magro, el presidente de los Estados Unidos ha querido promoverse como adalid de la paz, y en su campaña prometió acabar en un tris con la invasión de Ucrania y el conflicto en la franja de Gaza. Hoy añadió a su perfil el supuesto y bombástico final del problema grande en Gaza, en un plan de paz de 20 puntos, que parece impecable.

Parece impecable porque otras cosas establece el alto al fuego por todas partes en 48 horas, la devolución de los rehenes judíos que tiene Hamas y la de los prisioneros palestinos que tiene Israel;  el reconocimiento de una autoridad palestina sin participación de Hamas (aquí quiere meter su cuchara el ex primer ministro inglés Tony Blair) y el retiro de todas las tropas. En la mismísima Casa Blanca, hace menos de 50 horas, el primer ministro de Israel visitando a Trump aceptó en principio el plan de paz.

En principio. Luego rechazó haber aceptado a Trump la existencia de un estado palestino, que todos dábamos por hecho.

Ahora, falta que Hamas acepte la devolución de sus rehenes y su exclusión del mando futuro.

El premio Nobel de la Paz es un oxymoron. Inventado por el sueco Alfred Nobel, el inventor de la pólvora y financiado por el dinero que sus inventos le dieron, celebra la paz. Si vemos la lista de recipiendarios del Nobel de la Paz nos vamos a sorprender. Ahí están entre otros Yaser Arafat, Kissinger o Dayan.

Esperemos al viernes de la próxima semana.

PILÓN: PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): 838 militares norteamericanos del más alto rango -de dos estrellas para arriba- se reunieron ayer en las instalaciones de los marines, en Quantico estado de Virginia, con sus dos jefes: el secretario de Guerra y el presidente de los Estados Unidos. Fueron llevados de donde estuvieran, dentro o fuera de los Estados Unidos, sin saber el motivo el aquelarre.

El presidente Trump anunció que las ciudades rebeldes -esto es las que son gobernadas por demócratas y no persiguen a los migrantes- van a ser sedes de entrenamiento del ejército. Esto es, entre otras, Chicago, Nueva York, Memphis, Portland y Los Ángeles.

Como era de esperarse, al mensaje del Pete Hegseth, fue de una radicalización del espíritu de combate de sus altos mandos y, en consecuencia, de toda la milicia. Hubo un detalle notable: ya no habrá más generales panzones, mal peinados o barbudos. Porque dice el jefe.

Hasta para la guerra hay que ir con elegancia.

De pasadita, a los militares que vinieron de otros países, puede agarrarlos en su vuelo de regreso el congelamiento de los Estados Unidos si a la media noche del 1 de octubre no se destraba en el Congreso el presupuesto, y entonces tendrán que regresar a la patria por sus propios -reembolsables- medios.

Esta situación, en la que el gobierno ya, teóricamente, no tiene dinero para operar, se repite con mucha frecuencia. Se resuelve igual, con negociaciones de políticos.

Como todo en el mundo.

felixcortescama@gmail.com

Tuesday, September 30, 2025

12:01

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