FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
Circula ya en las llamadas benditas redes sociales una campaña diseñada, instigada y promovida por el presidente López, que consiste en publicar las imágenes y los nombres de los diputados que el domingo pasado votaron en contra de la iniciativa para modificar la Constitución en lo que a energéticos se refiere. Como es sabido, las reformas que afecten a la Constitución deben ser aprobadas por los dos tercios más uno en el Congreso Federal y luego en los congresos locales. Morena, instrumento que el presidente López usa para darle un barniz de legalidad a sus caprichos, no logró conseguir los votos necesarios y la iniciativa de López Obrador, ya lo dijo, queda para el que herede el puesto mediante las elecciones del 2024.
En su análisis de lo sucedido el domingo en la Cámara de Diputados, el presidente López llamó traidores a México a los legisladores de oposición y anunció que los pondría en la picota de los tweets y las redes para que el público sepa de qué lado mascan las iguanas. Sus seguidores ciegos se apresuraron a darle contenido a la campaña, publicando efigies de los referidos y llamándoles traidores a la Patria.
Decía mi amigo Rafael Cardona el otro día, que la Patria es el último recurso de los ignorantes: cuando no tienen más argumentos echan por delante a esa señora y su honra, para defenderla a las violaciones de los infieles.
Si el asunto no fuera tan ridículo, no merecería atención; sin embargo, la mecánica, sus intenciones y las posibles consecuencias del artilugio del aparato del poder son peligrosas y serias. Veamos la traición a la patria.
Cito al Código Penal Federal, libro segundo y título primero, que se refiere a los delitos contra la Seguridad de la Nación. El Capitulo primero de ese título se refiere al delito de Traición a la Patria. Su artículo 123 establece precisamente que “se impondrá la pena de prisión de cinco a cuarenta años y multa de hasta cincuenta mil pesos al mexicano que comenta traición a la patria en alguna de las formas siguientes: I.- Realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la Nación Mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero….”
Para los que identifican que pueblo, nación y patria se traducen en la persona de Andrés Manuel López Obrador, no es difícil formular, justificar y ejecutar el cargo de traidores a la patria a todos los que osaron pensar y votar diferente a los deseos del presidente López. ¿Acaso no están -según López- representando a los intereses de los extranjeros en la enajenación patente y proyectada de la energía eléctrica de México en beneficio de compañías de extranjía?
Si fueren consecuentes con sus palabras el presidente López y los miembros de su pandilla, debieran obedecer un precepto legal de todos conocido: quien se entere de la comisión de un delito tiene la obligación cívica y legal de denunciarlo a la autoridad correspondiente para su persecución, so pena de ser cómplice por encubrimiento.
Desde luego que la campaña inspirada por el presidente López no tiene nada que ver con leyes. Se trata de una maniobra chapucera electoral cuyo fin último sería que el pueblo sabio y bueno termine poniendo en picota medieval a todos esos indignos legisladores y termine dándoles muerte por lapidación. Esto es a pedradas. En primera instancia se pretende que en las elecciones próximas el voto se incline en contra de lo que esos “traidores a la Patria” y sus partidos políticos, representan.
Yo no sé cómo se les llama a esas operaciones en el pueblo de ustedes. En el mío se les conoce como marranadas.
PILÓN PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): señor presidente, quiero expresar mi felicitación más profunda, sincera, entusiasta y patriótica por su decisión de nacionalizar el litio. ¡Qué bueno que ya es de los mexicanos el litio! Por cierto, una pregunta: ¿de quién era antes?
felixcortescama@gmail.com
martes, 19 de abril de 2022