¿Si no vino a tomar vino…

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

…a qué chingaos vino?

Tan inesperadamente como sin aparente motivo justificado alguno, se apareció como Pedro por su casa en tierras regiomontanas, en las que por cierto no goza de la popularidad del setenta por ciento que sus propagandistas propalan nacionalmente, la señora Presidente Sheinbaum el viernes pasado.

Ella no aprovechó la condición de Nuevo León como estado fronterizo de primera importancia, para dejar aquí muy clara la política soberana, independiente y respetable de México ante las amenazas del futuro presidente de los Estados Unidos. Si Trump visitara Texas, Nuevo México, Arizona o California, aprovecharía la ocasión, y lo hará, para hablar de los delincuentes, mugrosos, drogadictos, violadores, y enfermos mentales que según él constituyen el núcleo de la migración mexicana a su país; nos hubiera acusado de estar induciendo a sus paisanos al consumo mortal del fentanilo, y hubiera ratificado la amenaza del twenty five per cent de arancel sobre nuestras exportaciones a los united.

La señora Sheinbaum pudo haber presumido la reinvención del Águila Azteca, que así se llamó el ferrocarril original México-Laredo de pasajeros, para diferenciarlo de La Marrana, carguero por la misma ruta, llamado así por su relativa lentitud. Pudo haber hecho muchas cosas más que le hicieran más aceptable a los nuevoleoneses.

Pues no. La señora Sheinbaum vino a darle un inaceptable espaldarazo público, manifiesto, explícito e ilegal, al mentiroso gobernador de Nuevo León, Samuel García. Vino a elogiarle obras que no existen, o no son de su mérito, como la presa Libertad. A prometerle apoyos monetarios. Vino, además, a regañar al Congreso del Estado Libre y Soberano de Nuevo León porque no le aprueban los presupuestos a Samuelito. En un país que se dice federal. Desde luego que ese mensaje era la línea para los miembros de su partido en el Congreso estatal.

Diciendo en su discurso que la pugna entre los poderes legislativo y ejecutivo del estado no debe politizarse, la politizó. Una vez más, el centralismo omnipotente. A la señora Presidente solamente le faltó en Monterrey repetir su verbo días antes en Veracruz, en donde no solamente eximió de todas sus muchas culpas al gobernador Cuitláhuac en la toma de posesión de la designada Rocío Nahle: le aseguró, pública e impunemente, que el gobernador Cuitláhuac se queda, que tiene asegurado Hueso.

¿Una embajada, tal vez, como acostumbraba su patrón Lopitos? ¿Una subsecretaría de dólar (porque el peso anda a la baja)? ¿Un destino semejante al que le están preparando ya al gobernador elogiado de Sinaloa, don Rubén Rocha, cómplice del narco? ¿Promesa encubierta para el  gobernador de Nuevo León, cómplice de factureros?

Es lo mismo. Y cuando digo que es lo mismo, estoy diciendo que es lo mismo.

Y yo insisto, señora Presidente: ¿a qué chingaos vino a mi pueblo? Tan bien que estábamos.

Es un decir.

PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (mientras se aclara si son peras o son sámaras, frutos de bella apariencia pero vanos, de los mismos olmos de antes): Yo no sé si el espectacular decomiso en dos pisos de un edificio de las calles de Izazaga en la capital del país, de toneladas de productos de procedencia china que no pudieron mostrar su acta de nacimiento, haya sido una débil muestra del gobierno mexicano para que los gringos sepan que aquí se acaban pasiones. Y que no vamos a tolerar más mercancía que sea, o de carísima marca falsificada, o de contrabando; las dos cosas culpa de China.

Lo que no me cabe, en mi frágil y mínimo cerebro, es que toda esa mercancía -de calidad variable- vaya a ser destruida por el gobierno mexicano, triturada a sus migajas. En un país en el que la mitad de la población es pobre. O paupérrima.

Tiene que haber otra manera de hacer las cosas.

felixcortescama@gmail.com

Monday, December 2, 2024

14:31

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