FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
Mi muy querido amigo, el sabido sabio Miguel Sabido, cuando enfrentaba un nuevo colectivo con el que habría de trabajar, le hacía una pregunta aparentemente pedestre: ¿aquí quién es el que toca el güiro? Tal vez los que saben de música dirán que la presunción de que el güiro marca el ritmo y el tempo de un conjunto tropicoso es pueril. Para mí queda claro que la pregunta de Miguel envuelve la manzana envenenada que revelará, como diría Cri-Cri, quién es el que manda aquí.
En toda relación humana, lo hemos aprendido con goce y sufrimiento, hay una relación dominio/sumisión inevitable.Los humanos nos dividimos entre los que dan órdenes y los que las obedecen Entre los amigos, los amantes, los novios, los esposos, los hermanos y hasta los enemigos, alguien manda y algien cumple las órdenes; aunque ocasionalmente el que manda finge un trueque momentáneo de papeles. Es otra manera de mandar, diría Estragón esperando a Godot.
Esa teoría del güïro se hace más intensa en el campo de la política, que no es otra cosa que el juego perverso de empeñar todos los recursos limpios o sucios para lograr el mando, y luego buscar todas las herramientas lo más puercas que haya, para que no llegue otro a él.
Luego de la magnificente ópera bufa que presenciamos y protagonizamos los mexicanos al mismo tiempo el 2 de junio, sólo hay dos personas que pueden resolver el enigma mayor de la política mexicana de estos muy aciagos días, y las dos anteponen a su nombre el titulo de presidente. Y la cuestión es relativamente simple; ¿quién es el que toca el güiro?
Lopitos escogio el son y en esta cuestión es de particular trascendencia, porque tiene que ver con el valor supremo de la sociedad, la justicia. Por un lado, Claudio el emperador pretende que la impartición de justicia se aparte de la letra y se le entregue al sentimiento. Que sea la plebe la que decida quienes son los encargados de la tarea salomónica. ¿Qué peso moral pueden tener en la confrontación mil tribunos conocedores de la ley frente a 35 millones de votantes?
En la imposibilidad de rechazar plenamente la urgencia de modificr el sistema de justicia de México, la emperatriz Claudia por el otro lado apuesta a ganar tiempo. Creo yo. Sugiere una estéril campaña de foros abiertos y consulta ciudadana antes de darle a la jauría uniforme de los legisladores neopriístas que afilan sus dedos para votar en favor de la destrucción de la justicia.
¿Quién es el que toca el güiro?
PARA LA MAÑANERA, porque no me dejan entrar sin tapabocas): Se aclara la premura poselectoral ratificando al secretario de Hacienda y enviando el mensaje a los señores del dinero de que “aquí no ha pasado nada”. Sí está pasando, y mucho; el pago de un bono que se traduzca en una fortaleza de una economía endeble que no aguanta una debacle, tiene el único fin de ganar tiempo. O, como canta Yuri “vendrán tiempos mejores”. A ver quién se los cree.
Thursday, June 13, 2024
18:46
520 palabras en 3,003 impactos con espacios