Universidad

Compartir con tus amigos

FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

 El más reciente frente de batalla que el presidente Donald Trump ha declarado abierto, tiene muy preocupada a la intelectualidad de los Estados Unidos. Se trata de las universidades.

El primer aviso fue la decisión repentina de cancelar las visas de estudiante a un número importante de extranjeros, forzándoles a dejar los estudios y el país; entre ellos había algunos que estaban ya en trámites avanzados para obtener la ciudadanía de los Estados Unidos. La lista para esta purga migratoria fue determinada por las posturas políticas de estos universitarios, que habían manifestado su apoyo a los palestinos,y condenado la operación militar de Israel en Gaza.

El siguiente paso fue suspender el apoyo económico que el gobierno federal otorga a las universidades para sus labores de investigación científica, por no haber tomado las medidas suficientes para eliminar las posturas “antisemitas” de su alumnado. Una de las más afectadas -más de dos mil millones de dólares- fue la prestigiada Universidad de Harvard.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, dijo el miércoles que había solicitado en una carta a Harvard que le informe sobre las “actividades ilegales y violentas de estudiantes extranjeros”, agregando que en la unversidad prevalece “una ideología antiamericana y pro-Hamas”. La misma actitud del gobierno es válida para las universidades de Columbia, Princeton, Brown, Cornell y Northwestern. Harvard ha sido la primera en protestar ante esta política, afirmando que combate el antisemitismo así como cualquier otra postura extremista.

La primera universidad del mundo es la de Al Karauin, en Fez,Marruecos, fundada en el año 859. La primera en Europa fue la de Bolonia, de 1088. En aquellos tiempos del latin medieval,  universitas quería decir solamente “institución de educación superior”. Cuando a la filosofía y la teología se agregaron en Bolonia los estudios de gramática, lógica y derecho, la palabra adquirió otro sentido más profundo: universalidad, totalidad, colectividad. Principio ambicioso, a fe mía, pero ciertamente válido. En él se basa el concepto generalmente admitido, de la autonomía universitaria, la independencia de cualquier doctrina u orden clerical o política. La apertura para que dentro de la universidad puedan convivir en paz todas las corrientes del pensamiento.

Incluyendo la de Trump.

PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Y, si a alguien con la preparación y el talento necesarios se le ocurre componer una sonata en honor del Mencho, ¿se podrá tocar en la Ollin Yolitzli? O, la censura ¿es nada más para los corridos?

felixcortescama@gmail.com

Thursday, April 17, 2025

10:43

 420 palabras en 2.702 caracteres con espacios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *