Con Cesiones

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

La actual visita a la Casa Blanca del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammad bin Salman, quien es de facto el gobernante de ese importante país árabe, sacó a relucir dos asuntos importantes  que hemos sacado de nuestra atención diaria: un antiguo crimen escandaloso y una pugna seria y permanente entre el presidente de los Estados Unidos y los medios de comunicación de su país.

Haciendo memoria: el 2 de octubre de 2018, dentro del consulado de Arabia Saudita en Estambul, Turquía, el ciudadano saudi Yamal Ahmad Hamad Jashoggi, entró al consulado de su país en Estambul, Turquía, para un trámite de papelería oficial para poder casarse con su novia, una ciudadana turca. Nunca salió de ahí, nunca apareció su cuerpo. Las investigaciones periodísticas internacionales y la indagatoria del gobierno turco indican claramente que un comando de quince personas viajó a Estambul especialmente para interrogar, torturar, asesinar, descuartizar y desaparecer el cuerpo de Jashoggi, por órdenes expresas de bin Salam.

El mismo gobierno saudi sometió a juicio a 11 de sus ciudadanos por el crimen: tres fueron encontrados inocentes, tres fueron a prisión y cinco fueron condenados a muerte. El desaparecido vivía desde 2017 exiliado en los Estados Unidos, y era colaborador editorial del periódico Washington Post, publicando textos combativos en contra del régimen saudi.

Ayer, en la Casa Blanca, en conferencia de prensa, la reportera Mary Bruce, de la cadena de televisión ABC sacó de las casillas al presidente Trump, al preguntar sobre los negocios que las empresas del presidente hace en Saudi Arabia y el involucramiento del huésped ilustre en el célebre crimen.

Molesto, Donald Trump respondió que él no participa en los negocios de Trump Enterprises, que están en manos de la familia, y que seguramente sí están haciendo negocios ahí: de hecho están construyendo un hotel Trump. De su propia iniciativa, aseguró que el príncipe bin Salam no tuvo nada que ver en el asesinato del periodista en Estambul, y cuando se enteró de que la reportera pertenece a la cadena ABC se lanzó de frente a descalificar como mentirosa y tendenciosa en su contra a esa cadena. Para cerrar, el presidente se manifestó en el sentido de que la concesión para transmitir televisión a la ABC debería ser cancelada.Amenaza frecuente.

En otro territorio, la señora presidente con A, Claudia Sheinbaum se refirió antier a un tema de su obsesión, que es el caso del empresario Ricardo Salinas Pliego, y su deuda fiscal millonaria con el SAT mexicano. Asunto del que no voy a opinar.  

Doña Claudia fue muy clara al acusar directamente a Salinas Pliego de haber financiado con millones, y haber estado promoviendo y azuzando la marcha de la generación Z del sábado pasado, al través de los programas y conductores de la cadena de televisión, Azteca, que opera.

Dijo la señora presidente con A que Salinas Pliego, en lugar de andar financiando esta campaña de la derecha internacional, debiera pagar lo que debe. Sin ir más lejos, le recordó a Salinas que el es propietario de la cadena, pero que se trata de una concesión. No fue tan directa como Donald Trump, pero es obvio que las concesiones de ABC allá y de Azteca acá, pueden ser revocadas mediante medidas legales.Cuando ellos decidan.

En el mundo, todos los operadores de medios electrónicos, antes de la revolución tecnológica que amplió el espectro de señales de radio y televisión a niveles extremos, dependían de la concesión del estado para usar el espectro invisible, propiedad de los gobiernos. Esa peculiaridad garantizó por decenios la docilidad de los medios electrónicos en su trato con los gobiernos, a diferencia -en Estados Unidos por ejemplo- de la independencia crítica de los periódicos impresos. Y ahora, de las redes sociales.

La tremebunda espada de Damócles apuntando a las cabezas de los concesionarios,ya no es lo que era. Pero el instrumento ahí está Y Trump y Sheinbaum pueden echar mano de él: revocar las concesiones cuando no haya cesiones en lo editorial. Independientemente de las muy graves consecuencias políticas que ello implica, para las libertades de las que tanto presumen.

PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): La geometría política, que una vez rechazó López Portillo cuando no quiso definirse si era de izquierda o de derecha, se ha vuelto más confusa en nuestros días.

Especialmente cuando hay tantas derechas diferentes como hay sociedades, y el fracaso del populismo ha cedido espacios a la derecha. Pero no es lo mismo la derecha de la señora Le Penn en París, que la derecha de Brasil o de Argentina.

Estamos a punto de ver el triunfo del pinochetismo sin Pinochet en Chile, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 14 de diciembre.Es casi seguro que el señor José Atonio Kast, ultraderechista, derrote a la señora Jeannette Jara, declaradamente comunista.

¡Tantas cosas han pasado en el Palacio de la Moneda de Santiago!

felixcortescama@gmail.com

Wednesday, November 19, 2025

15:21

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