FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
Difícilmente se encontrará en nuestro país persona alguna que cuestione el fundamento ético, moral, político y humano de la denuncia civil del gobierno mexicano ubicada en un juzgado federal de Boston, Massachusetts y en contra de un selecto grupo de empresas fabricantes, distribuidores, comerciantes, minoristas y traficantes de armas de fuego en los Estados Unidos.
La motivación es obvia: el incremento en nuestro país de la violencia criminal y de las actividades delictivas de todo orden está íntimamente ligado a la entrada de armas de todo tipo que son compradas en los Estados Unidos y usadas en México. La demanda de los Estados Unidos Mexicanos afirma que entre el 70 y el 90 por ciento de las armas involucradas en 17 mil asesinatos en México vinieron del vecino del Norte. El documento no solamente reclama que los fabricantes de armamento implementen medidas técnicas y de control para limitar esa incidencia; exige también el pago de una reparación de daños cuyo monto, según el secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard se establecería en Corte, pero que fuentes de la Cancillería estiman ronda los diez mil millones de dólares.
Si los fundamentos éticos son indubitables, los jurídicos no lo son, aunque Relaciones Exteriores haya estado trabajando durante más de dos años en la implementación de la denuncia. Como precedente existe un juicio en Alemania que falló en contra de quienes violaron una ley de aquel país, que prohíbe vender armas a los gobiernos con antecedentes de violación de derechos humanos, y que le vendieron ametralladoras al gobierno de … Guerrero, México.
Desde el punto de vista legal, el gobierno mexicano está metiéndose en asuntos internos de otro país. De manera específica a contrapelo de una de las enmiendas constitucionales más importantes de los Estados Unidos, la segunda, que garantiza a todo habitante del país vecino el derecho a tener armas de fuego.
Desde el punto de vista real es comprar un pleito perdido. La National Shooting Sports Foundation, asociación comercial de los fabricantes de armas y la National Rifle Association, que agrupa a los usuarios, son dos de las entidades más fuertes económica y políticamente en los Estados Unidos.
La primera contestó de inmediato: la NSSF dijo ayer mismo al gobierno de México que no se haga ganso. Es decir, pato. Que el incremento de la criminalidad en México no se debe a la llegada de armas sino a la ineficiente política de seguridad de nuestro gobierno. En otras palabras, las armas no se disparan solas.
Viéndolo desde ese lado, hay que reconocer que la encargada de impedir que las armas norteamericanas lleguen a México es la autoridad mexicana. Cambiando los papeles, es como si los aduanales gringos acusaran a México de que ellos -los de allá- dejan pasar la droga que de aquí se manda y los daños que causa a la juventud gabacha.
En otra tesitura, esta demanda me recuerda la exigencia del presidente López de que el Rey de España nos pida perdón por la Conquista de México. Los dos requerimientos son pura faramalla, fenómenos del circo mediático tan grato a Palacio Nacional que no tienen ningún futuro ni en el terreno legal ni en el camino del entendimiento y las buenas relaciones internacionales.
El presidente López dice un día sí y el otro también que en México ya se acabó la corrupción. Si eso es así ¿de qué se preocupa? Por las aduanas mexicanas no pasará ni una vieja carabina 30-30.
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapaboca): con todo respeto señor presidente, ante el mal desempeño de los representantes mexicanos en Tokio 2020,lo más sencillo es pedirle el despido de Ana Guevara por su ineficiencia, petulancia y corrupción. Eso no arreglaría nada; su austeridad republicana de usted recortó además los escuálidos recursos para el deporte amateur en nuestro país. Lo que urge es un replanteamiento del papel social y cultural que juega el deporte en todos lados y la definición de una política congruente con esas necesidades. Pero esas son, diría Octavio Paz, las peras del olmo. Lo suyo, suyo, de Usted, es el short stop. Porque ni picha, ni cacha, ni deja batear.
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