FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
El canciller Marcelo Ebrard, corcholata de López Obrador menos proclive a cumplir la consigna de precampaña de todos los apuntados y los que se añadan -perpetuar la doctrina y la práctica del cuatrote- ha recibido la más indigna de las tareas.
El presidente López, adalid de la no intervención en los asuntos internos de otros países que desconoce a la presidente de Perú, mandó a un avionzote que ni Obama lo tiene a proteger al boliviano indigenista y ve moros con tranchete en cada país democrático que no celebra su humor gris, ha mandado al secretario de Relaciones Exteriores para que instruya al medio centenar de cónsules mexicanos en los Estados Unidos, a hacer campaña electoral en las elecciones próximas para renovar a casi todo el Congreso de allá, de manera que los mexicoamericanos voten en contra de los malditos legisladores republicanos.
Desde luego, sin tocarle un pelo pintado a Donald Trump, quien considera a Lopitos su amigo, y un excelente presidente de México, aunque sea socialista, pues como dice la última frase de la hermosa película de Billy Wilder “Some Like it Hot”, nadie es perfecto.
La técnica de todos los dictadores que reprimen a sus compatriotas es aplacar el descontento de ellos inventado un enemigo externo que, por el camino del nacionalismo ciego de corral, haga que el extraño enemigo cargue con todas las culpas. Y sin no la hace, por lo menos distraiga al populacho.
Con el apoyo de seis torpes presidentes de los Estados Unidos, Fidel Castro sustentó su poder y popularidad forzados dentro de Cuba, culpando un día sí y otro también a los Estados Unidos y su bloqueo comercial de todos los males a la economía cubana ocasionados por la impericia, improvisación y torpeza de las políticas del por Lopitos admirado Ernesto Ché Guevara. Cada uno de los sátrapas de este sub continente se inventó un enemigo externo a quien culpar de su pendejez.
No es otra cosa lo que estamos viviendo ahora. Media docena de miembros republicanos de la extrema derecha ha sugerido aprobar una modificación legal que otorgue a Joe Biden la autoridad para calificar a los narcotraficanes mexicanos como empresas terroristas y así mandar a los marines como si se tratara de AlQaeda y cortarles los tompiates a sus líderes en territorio nacional y soberano. A defender la soberanía carnal Marcelo.
Preparémonos pues para treparnos a la torre del alcázar de Chapultepec y envueltos en la bandera tricolor gritar en un salto al vacío: “¡Chicas….Americanos”.
Ay, don Benito Juárez, tan injustamente venerado, ¿cómo la ve?
PARA LA MAÑANERA, (porque no me dejan entrar sin tapabocas): El reordenamiento de las cuentas que el gobierno mexicano tiene en la banca privada fue un ensayo en seco. Se trata de gradualmente sacar las finanzas públicas mexicanas para ponerlas en el super banco que alguien le vendió a Lopitos como una gran idea y que se llama Banca del Bienestar. Si alguien quiere imaginarse cómo va a estar el funcionamiento de la llamada banca del primer piso, que se asome a ver las interminables colas de los adultos mayores para suplicar que su limosna faramallera sea pagada en ese banco.
felixcortescama@gmail.com
Escuché que dijo el presidente que si se prohibe el fentalino para el uso medicinal se acabará el tráfico de esa sustancia para producir drogas. Que mentiroso! no creo que sea tan tonto! toda la sustancia con la que se trafica es ilegal!