Parece que va a Llover

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

Como los toreros viejos, Lopitos anda en su gira del adiós en todas las plazas posibles,  con muy pocas ganas de irse. Le acompaña cada fin de semana y como fiel mozo de espadas, la presidente electa Claudia Sheinbaum, quien no desaprovecha una oportuiniad en su discurso para echarle porras a su aún jefe.Aderezándola con la promesa del famoso segundo piso.

Ser aguafiestas es una cualidad intrínseca a este oficio nuestro de escribidores. Voy a ser una vez más impertinente. La celebración morenista no es solamente prematura sino fuera de lugar. No vienen tiempos de placer y de bonanza para los mexicanos ni para su gobierno. Internamente, con la inseguridad rampante y los grupos delicuenciales apropiados de  la mayor parte de nuestro territorio y opciones de poder, el muy celebrado señor García Harfuch -hijo de un excelente funcionario que debió ser Presidente- no la va a tener fácil.

Peor aún lo tendrá la señora Sheinbaum. El viejillo y su austeridad se acabaron los fideicomisos y su lana. Si no se quiere subir impuestos o reestructurar la recaudación fiscal, que es necesario, ¿de dónde va a salir la plata para terminar lo que Lopitos dejará inconcluso y lo que Sheinbaum quiere hacer?

Hay que agregar el factor Estados Unidos, que acaba de sufrir una brutal actualización reafirmando a Donald Trump y su agresiva política antimigrante y de castigo arancelario a las importaciones chinas trianguladas vía México por el sendeero del TLMEC. Trump será presidente, no hay duda.Con todo su talento negociador, no le envidio la chamba que le espera a Ebrard en la renegociación de ese tratado. Menos quisiera estar en los zapatos del próximo secretario de Relaciones Exteriores.

En fin, que sigan festejando.Todavía faltan algunos fines de semana. Por suerte, pocos.

PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Algo no me cuadra con los esquemas dibujados sobre el tirador de Pennsylvania. Si disparó desde donde dicen -y todo parece indicar que así fue- el muchachito se encontraba precisamente a la derecha del pelipintado, que le presentaba su perfil pleno. Un disparo desde ahí no pudo causar la herida que hemos visto una y otra vez en la tele. Desde ahí, sería una diana plena de la cabeza de Trump con las consecuencias predecibles. Para causarle a Trump un rozón en la parte superior de la oreja derecha, el agresor hubiera tenido que estar precisamente detrás de la víctima: sí, precisamente donde estaba un par de tiradores de precisión, que les dicen snipers y hay una buena película de ellos- y que se encargaban de la seguridad del próximo presidente de los Estados Unidos. Son los que, según nos dicen, acribillaron al agesor. En mi pueblo se dice, para que no cantara.

felixcortescama@gmail.com

Monday, July 15, 2024

12:42

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