¿Quién ganó?

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FÉLIX CORTÉS CAMARILLO

            Intencionalmente decidí escribir esta columna ignorando los resultados preliminares de las elecciones de ayer para poder anticipar que habría sorpresas variadas. “Accidentalmente” a dos horas de comenzar las votaciones me llegaron por internet resultados contundentes de las encuestas a puerta de salida. Dos circunstancias precisamente previsibles en la política mexicana. La primera, los resultados del PREP es una de las pocas certezas que fortalecen la credibilidad de los procesos electorales. La segunda es la capacidad de los políticos manipuladores de aprovechar los recursos de la tecnología para acarrear votos de última hora. Sin acudir al acarreo tradicional de la torta y el chesko con la disfrazada oficialidad de las encuestas de salida ratificaron desde temprano los resultados a obtener para desalentar a los votantes.

Lo cual me permite, aunque los resultados oficiales se conocerán a partir del miércoles 8, que han ganado -para bien y para mal- las instituciones mexicanas. Bueno, la mayoría de ellas.

            Por ejemplo, la más venerada de ellas, el PRI, ha vuelto triunfalmente a mostrar lo cínico de sus actitudes y lo ruin, porque se aprovecha de la pobreza de los electores, de sus procedimientos.

            Pequeña pausa dramática. A partir de este momento, cuando hablo del PRI y los priístas no me refiero para nada a esa ridícula entelequia sobre la que dice mandar, pero que en su nombre cobra lo que el gobierno regala a los partidos, un tal Alejandro Moreno al que le dicen Alito, no. Esa institución nacional que se llama PRI sigue operando con la efectividad electoral que se le conoce. Solamente que ahora tiene un color magenta y se llama Morena y su líder es como siempre el presidente de la República.

            Ganadora es esa importantísima institución electoral mexicana -para bien y para mal- que se llama abstencionismo. Era obvio que las elecciones de medio término no despiertan para nada el entusiasta de votantes para acudir a urnas. Es claro que la abstención es Sin embargo, para todos era claro que estas particulares elecciones son un ensayo general para las del 2023, en donde se juega la joya de la corona que es el Estado de México y una prueba del ácido para el enigma de cómo un mal gobernante sigue gozando de simpatías mayoritarias. Una cosa es lo que le decimos a un supuesto encuestador y otra como usamos en lápiz en la casilla. También se ensayó ayer algo de la presidencial del 2024.

            Finalmente, y para mí lo más importante, el domingo se ratificó la obligación que tenemos todos los mexicanos de defender la más importante institución que poco a poco y con defectos hemos construido: el IFE. O como le quieran poner ahora. La entidad encargada de organizar, realizar, verificar, contar y garantizar la legalidad de las votaciones confirmó que debe seguir. Mejorar, sí, pero con autonomía del monstruo priísta del que se separó y que ahora lo tiene en la mira para destruirlo.

PILÓN PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): con todo respeto señor presidente, ¿usted se creyó realmente que su ausencia en la cumbre de Los Ángeles iba a derrumbar el sistema panamericano y Donald Trump se iba a cortar las venas con una galleta salada? Seamos serios.

‎felixcortescama@gmail.com

domingo, 5 de junio de 2022

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