FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
Que el dólar va para arriba y el peso sigue bajando,
la canasta va pa´rriba y mi peligro que bajando,
que el Sol ya se va acercando nada más para quemarnos,
Uy qué miedo, mira cómo estoy temblando
Chico Ché
Loa gringos tienen fama, especialmente entre nosotros, y particularmente si esos gringos son parte de la autoridad, de ser sosos al máximo. Aburridos, sin chispa. Y desde luego, sin la gracia para bailar las rolas tropicales desde la rumba y la cumbia hasta el cha cha cha o el mambo.
Pues yo me puedo imaginar como esos sopes del Departamento de Estado se pusieron a bailar música de Chico Ché ante la respuesta frívola, irresponsable, ridícula y carente de sentido que el presidente López dio en la mañanera de ayer al reclamo del gobierno de los Estados Unidos -vocero de empresas de su país con intereses en el nuestro- sobre la actitud de nuestro gobierno y el perjuicio que está causando ya al fondo y letra del tratado de comercio entre México, Canadá y los Estados Unidos. A poco de esa manifestación del presidente López, el gobierno de Canadá se sumó al otro para pedirle cuentas al de México.
En los acuerdos internacionales predomina primero el espíritu de las cuentas claras; enseguida la buena disposición de todas las partes para resolver por la vía de la negociación, las reglas establecidas y el buen modo, las discrepancias que pudieren surgir. Finalmente, y si todo lo anterior fracasa, llevar el asunto al enfrentamiento que puede darse de dos maneras, en caso extremo tres.
La primera, de tibia temperatura, es darle la responsabilidad a cortes internacionales que no sirven para maldita la cosa. La segunda -y esa duele- es que el ofendido emprenda represalias contra el ofensor, contempladas en el texto original. La tercera es mandar todo a la chingada y romper el acuerdo.
En el TLC modificado, que es de lo que se trata hoy, si los quejosos no son satisfechos en su reclamo, aplicarán impuestos adicionales a las exportaciones de México hacia Estados Unidos y Canadá. Tenemos la memoria corta.
El último día de mayo de 2019, encabronado por la ola migratoria de Centroamérica hacia el norte, el entonces presidente Trump sentenció: el 10 de junio le pongo un arancel del 5% a todas las importaciones que vengan de México si no ponen fuerzas a vigilar la frontera; el primero de julio sube a 10% y el 1 de agosto a 15. Será 20 por ciento el primero de septiembre y 25 el primero de octubre.
Al día siguiente las fronteras mexicanas del Suchiate y las del Norte recibieron un refuerzo de cincuenta mil elementos. Ahí se acabó el pleito.
Yo creo que el gobierno norteamericano entiende que el mensaje del presidente López con su serenata, no estaba dirigido al Norte. Se trata de un mensaje a su grey y amigos que le acompañan, especialmente en estos períodos pre electorales claves. Ante el fracaso de la política interna en seguridad, economía y salud, los tiranos siempre inventan un enemigo externo. E históricamente, México no tiene mejor enemigo externo que los Estados Unidos.
Pero, ¿y si los sosos gringos no entienden que la pedrada no era en su contra? Ay nanita: la vamos a tener cabrona.
PILÓN PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): ¿Será que los martes del Jaguar, a cargo de la popular animadora Layda Sansores y su arsenal de grabaciones espectaculares de Alito Moreno son causa de seguridad nacional? Yo no lo dudo.
felixcortescama@gmail.com
miércoles, 20 de julio de 2022